27 de enero de 2012

Andalucía, una región próspera



El 90% de los productos que se consumen en el mercado andaluz no están elaborados en Andalucía. Es decir, 9 de cada 10 productos que consumimos los andaluces están elaborados por empresas de capital no andaluz, y cuyo beneficio económico se reinvertirá en última instancia fuera de las fronteras de Andalucía.


Aunque pueda parecer lo contrario, Andalucía reúne todos los requisitos necesarios para ser una de las regiones más prosperas de la vieja Europa, aunque al día de hoy todo queda subordinado al papel de cenicienta que el estado español ha otorgado a esta maravillosa tierra. Ocho millones de personas que comen, beben, calzan, visten, compran casas, consumen gas, agua, luz y teléfono, piden hipotecas, ahorran dinero en cuentas corrientes. Ocho millones de personas que trabajan y viven. Total, un paraíso para quienes logran llenar nuestros mercados con sus productos, sus bancos con nuestros ahorros e hipotecas y las arcas de sus empresas con nuestros bajos salarios.
Necesitamos controlar nuestros mercados, llenarlos de productos andaluces, de empresas de servicios básicos que sean andaluzas, desarrollar nuestra industria con el correcto aprovechamiento de nuestras materias primas, nuestra mano de obra y nuestra capacidad para comprar sus productos una vez estén puestos a la venta en nuestro mercado interno, recuperar el control de nuestro negocio turístico, fortalecer nuestra agricultura tanto en el plano de la demanda interna como en el de la demanda externa.
Necesitamos planes específicos para combatir el desempleo de las nuevas generaciones, desarrollar un mercado bursátil andaluz donde coticen las principales empresas andaluzas.
Necesitamos esto y mucho más. Por eso, y aunque esta opinión pueda resultar radical, consideramos que lo que verdaderamente necesitamos es la creación de un Ente crediticio que financie y dinamice la economía andaluza, que apoye proyectos que fomenten los productos de nuestra tierra, con iniciativas empresariales sociales y responsables.
Todo esto, acompañado de campañas de concienciación, hará que tengamos una defensa más profunda de nuestros propios recursos y que nuestras empresas cada día sean más competitivas y solventes. Para lograr este objetivo sólo tenemos que creernos el potencial de los recursos propios que tenemos, cambiar el signo de la desigualdad para dar un cambio radical a nuestra cara, obtener el control de nuestros recursos y, consecuentemente, las riendas de nuestro futuro.

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